lunes, 19 de septiembre de 2011

Quería comprarme una pluma para pintarme una jeringuilla

 El otro día se me cayó mi pluma al suelo. Es una pluma bonita (5.25 €), hortera (rosa) y a la que tengo mucho cariño (una semana de cariño). Como comprenderéis, porque cualquiera entiende a la gravedad, la pluma se estrelló contra el suelo y se deformó. Ahora tengo una pluma bonita, hortera y a la que tengo mucho cariño porque es deforme.

 Y hoy es un día triste porque he ido a comprarme una nueva pluma intentando que fuese lo más parecida a la anterior. Me he sentido como a aquél que se le muere su perro, su mejor amigo, y va a comprarse uno diciéndole a todo el mundo que así tiene a alguien que le haga compañía. Pero él sabe, yo sé, tú sabes, nosotros, ellos, TODOS saben que lo que quiere es uno que haga exactamente lo mismo que el anterior. Sit! y se sienta. Shit! eso no es tan fácil.

 Así que he ido a la papelería a comprarme una pluma para pintarme una jeringuilla en el corazón, unas tijeras en las venas y un pene muy cerca del pezón. Y he preguntado por una pluma para pintar. De escribir. Pero no me han hecho caso porque una señora quería un libro de una tal Ybarra, de poemas, que lo leyó en un suplemento. Pero en una papelería sólo tienen novelas y libros para adelgazar. Y las dependientas le  han dicho que de poesía sólo han tenido a Gloria Fuertes y que ya ni eso. Y era tan gracioso que las dependientas rieron; mientras yo buscaba una pluma para pintarme una jeringuilla; mientras la señora preguntaba si entonces lo podía encargar. Finalmente despidieron a la señora diciéndole que estaba hecho el pedido y que en un par de días se pasara que le confirmarían si se lo podían conseguir.

 Cuando se cansaron de reír y de desatenderme, me atendieron. Me sacaron todas las plumas de la tienda, que no eran más de seis. Eran cinco. Cuatro de veinte euros y una de cuatro euros y setenta céntimos. Pero yo no podía dibujar mi umbría pena con una pluma de veinte euros (porque sólo llevaba once) y comprarme una pluma más barata que la recién deformada me parecía de un cinismo inadmisible. Conforme hacía tiempo pensando en si irme directamente o seguir haciendo como que tenían una gran gama de plumas donde elegir, las dependientas se pusieron a hablar de que no le iban a encargar el libro, que era poesía y encima sólo nueve euros. Y no es por el precio decían.

 Entonces acabé por comprarme un bote de tinta negra, de un negro muy muy negro para tatuarme con mi pluma deformada unas tijeras en el corazón o un poema en mi pezón.

2 comentarios:

  1. MUY BUEN BLOG!!! preciosa estética. Me encantaría saber tu opinión sobre mi relato corto de la siguiente dirección:

    http://cambioslender.blogspot.com

    Muchísimas gracias. Comenta

    ResponderEliminar
  2. Gracias por tu comentario...Me gustan las imágenes que utilizas (las imágenes proso-poéticas). Gracias de nuevo.

    ResponderEliminar